Capacidad de adaptación
La capacidad de adaptación se ha definido como:
La
capacidad de un sistema [humano o natural] para ajustarse al cambio
climático (incluida la variabilidad climática y los cambios extremos) a
fin de moderar los daños potenciales, aprovechar las consecuencias
positivas, o soportar las consecuencias negativas.1
Uno de los factores más importantes que determina la capacidad de
adaptación de las personas, hogares y comunidades, es el acceso y
control que puedan tener sobre los recursos naturales, humanos,
sociales, físicos y financieros. A continuación se señalan ejemplos de
los recursos que afectan la capacidad de adaptación:
Humanos | Conocimiento de los riesgos climáticos, técnicas de agricultura de conservación, salud compatible con el trabajo |
Sociales | Grupos de ahorro y crédito con mujeres, , organizaciones campesinas, instituciones tradicionales de bienestar y de apoyo social |
Físicos | Infraestructura de riego, instalaciones para el almacenamiento de semillas y granos |
Naturales | Fuentes hídricas confiables, suelo fértil, vegetación y árboles |
Financieros | Micro seguros, fuentes de ingreso diversificadas |
En general, las personas más pobres en el mundo a menudo tienen un limitado acceso a aquellos recursos de subsistencia que facilitarían su adaptación. El acceso y control sobre estos recursos también varía entre los distintos países, comunidades e incluso en los hogares. En esto influyen factores externos tales como políticas, instituciones y estructuras de poder.2
Por ejemplo, las mujeres son a menudo particularmente vulnerables a los impactos del cambio climático debido a su limitado acceso a la información, recursos y servicios. Del mismo modo, los varones dedicados al pastoreo, a diferencia de las mujeres, pueden estimar que es más fácil adaptarse a la variabilidad de los patrones de precipitación porque su cultura les permite una mayor movilidad entre sus pares. En otras sociedades, más hombres que mujeres pueden sobrevivir a una inundación, debido a que muchas mujeres de escasos recursos no saben nadar. Sin embargo, es importante tomar en cuenta que la capacidad de adaptación puede variar en el tiempo, fruto de las condiciones imprevisibles, y puede ser diferente frente a determinadas amenazas.
El enfoque sobre la integración del cambio climático se basa en la identificación de los grupos vulnerables y la focalización en las estrategias de adaptación, dependiendo del contexto tanto humano como ecosistémico-natural.
Adaptación social
La adaptación es, en sociología y psicología, el proceso por el cual un grupo o un individuo modifica sus patrones de comportamiento para ajustarse a las normas
imperantes en el medio social en el que se mueve. Al adaptarse, un
sujeto abandona hábitos o prácticas que formaban parte de su
comportamiento, pero que están negativamente evaluadas en el ámbito al
que desea integrarse, y eventualmente adquiere otros en consonancia con
las expectativas que se tienen de su nuevo rol. La adaptación, en este sentido, es una forma de socialización secundaria, ya que opera tomando como base las habilidades sociales con las que el sujeto ya cuenta.
Casos típicos de situaciones que implican adaptación son los cambios en rol profesional o educativo —como el ingreso a estudios superiores de un sujeto cuyo origen social no está en la clase profesional liberal— o las migraciones, temporales o definitivas, que exigen la adopción rápida de cánones de comportamiento ajenos al milieu original del individuo.
Según la intensidad con que el individuo se conforma a las expectativas del grupo, suele distinguirse el acatamiento
—en que las acciones públicas del sujeto se ajustan a la norma, pero
sus opiniones y acciones privadas no se ven afectadas—, la identificación
—en que el individuo hace suyos los principios y normas del grupo en el
ámbito y período acotado al que pertenece a él, pero la asimilación no
es duradera— y la internalización —en que el sujeto acepta como propios los principios de juicio y evaluación codificados en las normas del grupo.
El control social
sobre el cumplimiento de las normas lleva, por lo general, a que aún
los individuos cuyos intereses y formación no los inclinan al acatarlas
efectivamente las obedezcan. La severidad de las sanciones —que no se
corresponde simplemente con el nivel en que éstas han sido
institucionalizadas en organismo específicos dedicados a ratificarlas—
permite distinguir entre costumbres, cuyo incumplimiento puede resultar excéntrico, vergonzoso o aún anormal, y acarrear principalmente incomodidades, y morés,
normas que definen lo aceptable en el terreno social y cuya violación
granjea la exclusión del círculo social o aún sanciones legales.
Una recopilación de L. D. Crow y un grupo de colaboradores, sitúa la cuestión a principios de los 60: Reading in Abnormal Psicology, traducido como Conducta adaptada en Ed. Paidós. Es un conjunto de un buen número de definiciones y análisis de la doctrina científica.
att yanira razon
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